A causa de la desconfianza en la ciencia y en la política, al rededor de 41 millones de religiosos afirmaron que no se inmunizarían contra el Covid-19.
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“La vacuna no es el salvador”, comentó la líder de un ministerio independiente en Washington, Nathan French.
Asimismo; la nutrióloga, Lauri Armstrong, opinó que sería decisión de Dios que ella continuara con vida o no y afirmó que el cuerpo podría curarse a sí mismo, si se le daba los nutrientes necesarios.
Por otro lado, hay quienes dudan de las reacciones y de los ingredientes que contiene la vacuna diseñada por el hombre:
“La vacuna contiene un tejido celular abortado”, expresó Stephanie Nana, una cristiana evangélica de Edmond, Oklahoma.
El fundador y director ejecutivo del Humanitarian Disaster Institute en Wheaton College, Jamie Aten, dijo que la pandemia va a durar mucho más de lo necesario, si los evangélicos blancos no cambian de opinión.
Algunos cristianos creen que las medidas de restricción que han establecido las autoridades constituyen una opresión en la humanidad.
Por tal razón, muchos de los líderes están invitando a los creyentes a no inmunizarse contra el Covid-19; tal es el caso de Eric Metaxas, presentador de una radio evangélica.
“No se vacunen, Corran la voz”