Por Darkshak Beltrán
Miami, Estados Unidos.- Iris Blanco y Heidy Lima están unidas por el hígado aunque no son siamesas, sino madre e hija. Heidy le donó a Iris el 60 % de su hígado y se convirtió en un ejemplo para la comunidad latina que, por desconfianza, desinformación o miedo, no está tan dispuesta a donar órganos como otras.
Solo un 14,6 % de los donantes de órganos en el país son hispanos, aunque constituyen el 18,5 % de la población y un 20,4 % de las personas registradas en las listas de espera para un trasplante, según datos oficiales y de instituciones especializadas.
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El 10 de junio se cumplirá un mes del trasplante realizado a Blanco, de 60 años y origen hondureño, en el hospital de la Clínica Cleveland en Weston (sur de Florida).
Aunque pudo regresar a su casa al cabo de un tiempo, hoy está de nuevo en el hospital en observación.
Madre e hija fueron operadas a la vez el 10 de mayo por cirujanos del hospital de Weston y del hospital que la Clínica Cleveland tiene en Ohio, que es uno de los mayores centros de trasplante de hígado de donante vivo en el país.
“Yo no sabía que esto se podía hacer, que una persona podía vivir con un 40 % de su hígado y que luego se regeneraba”
Manifestó Heidy, que nació en Honduras hace 37 años y vive hace 24 en el país.
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El hígado es el único órgano vital del cuerpo humano capaz de regenerarse al cien por ciento, lo que significa que el de Heidy volverá pronto al tamaño que tenía antes del trasplante y si, todo va bien, también el de Iris alcanzará el total.
Es un trasplante de gran complejidad. Hasta hora solo un 5 % del total de los trasplantados de hígado en el mundo recibieron el órgano de un donante vivo y se cuentan con los dedos de las manos los centros en el país que realizan este tipo de trasplantes.
Madre e hija latinas fueron las pacientes del primer trasplante de este tipo que se realiza en el hospital de Weston
La primera es la creencia de que la donación de órganos o tejidos pone a los donantes en riesgo de que se les niegue un tratamiento médico que les salve la vida.
Otra es el concepto erróneo de que la donación no está respaldada por la religión católica u otras y de que el donante cuando se produzca la resurrección de las almas no tendrá el cuerpo completo.
La tercera barrera es que los latinos no tratan sobre la donación de órganos con médicos u otros profesionales de la salud, sino que confían en la información incorrecta de familiares y amigos.
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El miedo juega también en contra, pero no impidió que Heidy Lima ayudase a su madre.
“Saber que podía extender la vida de mi madre me dio la fuerza y valor para hacerlo”
Hace cinco años el estado de salud de Iris empezó a empeorar debido al deterioro de su hígado a causa de una hepatitis B que sufrió en Honduras de niña y a que durante una época de su vida consumió alcohol.
Tenía que ir al hospital a someterse a transfusiones de sangre cada dos semanas y el proceso para evaluarla con vista a su inclusión en la lista de espera para un trasplante se demoró de dos a tres años por razones diversas.